Se recibe el encargo de construir una pequeña vivienda en el casco histórico de Vicálvaro, en Madrid, en una parcela que actualmente se encuentra vacía debido a la demolición del edificio anterior.
Esta vivienda fue un proyecto complicado desde el principio, ya que, además de que la parcela es poligonal, tiene dos lados medianeros con edificios colindantes, y además, los dos lados interiores lindan con los patios interiores de las otras viviendas. Con este punto de partida y una topografía en ligero desnivel, se optó por un programa de vivienda que se cerrase al espacio público y priorizase la apertura hacia el espacio libre interior. La vivienda se adosa a las edificaciones medianeras existentes y se abre al espacio abierto trasero, donde era condición generar un área exterior porticado, vinculado al espacio de salón interior y transición hacia el jardín y piscina.
Se plantea una vivienda unifamiliar en tres niveles, donde la planta baja se destina al salón, cocina, lavadero y un aseo, así como un dormitorio de apoyo con su baño independiente; la planta primera queda destinada a tres dormitorios y dos baños y el nivel bajo cubierta, que estará concebido como un espacio diáfano.
La cubierta es a dos aguas en el tramo de fachada a calle y a un solo agua, continuando la pendiente de la cubierta, en las zonas medianeras. Es precisamente este juego de volúmenes lo que hace de esta vivienda algo único, conformándose volumétricamente como una pieza compacta en forma de «L», con el brazo principal paralelo a fachada y un apéndice en el lateral medianero.